sábado, 7 de octubre de 2017

La estrategia de la mala educación

Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder,
ni el más ancho pensamiento
Violeta Parra (Volver a los 17)

           
Marco Tulio Cicerón en su Commentariolum Petitionis, o breviario de campaña electoral, y más tarde Maquiavelo en su Príncipe, ya dan algunas pistas de cómo construir el relato, como vestir las decisiones del gobernante para contar con la aprobación de la ciudadanía. Goebbels ya en el siglo pasado llevó aquellos orígenes de la estrategia política a límites tan delirantes como perjudiciales para la salud de la raza humana, adoptando técnicas de manipulación que aún están vigentes en la actualidad. La irrupción de la televisión, con la cultura audiovisual, y de su mano la publicidad nos hizo ver que ya no consumíamos un jarabe negruzco y con gas, aquello era la chispa de la vida, que más que tampones lo que compramos es libertad, que los bancos dan forma a los sueños o que el precio de un coche es la expresión del nivel de éxito que hemos alcanzado en la vida.
Resultaría un poco tedioso explicarlo, pero en resumen fue así como fue evolucionó la comunicación política. Mientras unos estrategas defendían la credibilidad, la ideología, los valores sociales y el bienestar de la ciudadanía; otros hicieron religión de que el fin justifica los medios y echaron mano de las técnicas de manipulación y de cualquier artimaña que la tecnología pusiese a su alcance para influir en los sentimientos de la ciudadanía. Evidentemente, los hechos demuestran que ganaron los segundos. Ya lo dice la canción, “lo que puede el sentimiento no lo puede el saber”.
Por otra parte, si en estos momentos hay un problema en este país es el de la mala educación y tanto los miembros del gobierno de la nación como los del Govern Catalán se superan a diario en demostrarnos cuál de los dos siente menos respeto por una ciudadanía a la que ambos deberían proteger. La falta de respeto al que piensa de manera diferente y la inobservancia de unas mínimas formas de decoro y buen comportamiento nos han traído al laberinto en el que nos encontramos y del que será difícil salir sin desandar lo andado por la acción de unos y la inacción de otros. Alguien ha dicho que la política sirve para resolver los problemas de la sociedad, y sin embargo en estos últimos tiempos parece haberse olvidado esa premisa y la situación sea más bien la contraria.
Se vuelve complicado explicar el incremento del sentimiento independentista catalán (de un 11 a un 48% en los últimos años). Sin embargo no es tan complicado entender que sus consecuencias benefician electoralmente a los partidos independentistas en Cataluña y al Partido Popular en el resto de España. Lo que explica esa acción e inacción de los principales actores de una ópera bufa que, de no mejorar el libreto, tiene posibilidades de acabar en tragedia.
La acción de los unos, concretada en el diseño de una sutil estrategia en la que se han combinado un pacto de gobierno imposible entre independentistas de diferente pelaje ideológico, la construcción de un relato histórico y social cimentado sobre falsedades (como puede leerse en El País de 24 de septiembre de 2017) y una gran dosis de manipulación mediante técnicas de psicología social han propiciado  el crecimiento hasta límites insospechados del sentimiento independentista catalán. Y todo ello ideado y diseñado con técnicas más cercanas a Goebbels que a los principios de Valentí Almirall.
Ocurre también que en el territorio de los sentimientos no hay leyes ni jueces; no es de aplicación el 155 de la Constitución y no pueden ser reprimidos con tanquetas de agua o con porras. Porque los jueces, las leyes y las porras, lejos de eliminar los sentimientos, los arraigan aún más. Y en Cataluña hay miles de personas entre los que se ha extendido el sentimiento independentista como la hiedra de la canción. Pero es todavía más grave, el 1 de octubre no cometían ningún delito quienes iban a votar, los cometieron quienes convocaron el referéndum. Y ninguno de los convocantes, los ideólogos o los estrategas fue aporreado, golpeado o disparado con balas de goma.
En su libro Contra el populismo, uno de los ideólogos de cabecera del PP,  Jose María Lasalle, con acierto interesado describe algunas de las causas del auge de los populismos en Europa, esbozando también algunas de sus técnicas. Lo que apunta a que el gobierno es plenamente consciente de que esta batalla se libra en el territorio de los sentimientos y que las armas con que se pelea son comunicativas. Luego, si son conscientes de todo ello y no actúan en consecuencia es porque el rendimiento electoral en el resto de España, les compensa los daños colaterales en Cataluña. Aunque las portadas de los medios internacionales del 2 de octubre supusiese un balón de oxígeno para Puigdemont y su tropa.
También pisotearon varios derechos constitucionales los responsables del maltrato que sufrieron los ciudadanos el 1 de octubre: el ministro del interior, el secretario de estado de seguridad y el delegado del gobierno en Cataluña. Y bien harían los dinosaurios socialistas en defender con firmeza la democracia denunciando las ilegalidades cometidas en este proceso por los gobernantes, todos, los catalanes y los del gobierno de la nación y no denunciando la ilegalidad de unos y poniéndose de perfil ante la agresión de los otros. Siempre había pensado que uno de los valores del socialismo era la fraternidad universal y no la defensa de banderas o de líneas fronterizas, tan volubles ellas. Ahora resulta que nos movemos en la esquizofrenia que va de la plurinacionalidad a la defensa de un gobierno que también transgrede la norma para imponer el orden público. Perdónenme pero todo ello contrasta con la condena a un mendigo, por un juzgado barcelonés, a un año de cárcel por robar un pan. Ahora definan Justicia.
Ha habido manipulación; se están valorando los costes electorales de puestas de perfil, equidistancias, aplicación del artículo 155. Hay empresas saliendo de Cataluña y es posible que alguna de ellas salga de España. Pero sobre todas esas consecuencias de este aquelarre de la razón, la peor de todas es que la gente está empezando a sufrir y a tener miedo. Tienen miedo los que no creen en las banderas, los catalanistas, los mayores que no salen de sus casas desde el 1 de octubre en Barcelona (y conozco a alguno) y tenemos miedo los que asistimos atónitos al espectáculo que están dando unos gobernantes desvergonzados y maleducados incapaces de sentir el más mínimo respeto, ni tan siquiera, hacia  sus propios votantes.
En un mundo cada vez más globalizado, en el que las tecnologías de la información han eliminado tiempos, distancias y fronteras y en el que se está produciendo la mayor revolución incruenta en torno al conocimiento, el nacionalismo excluyente capaz de imponerse por encima de garantías individuales y de derechos colectivos carece de sentido. La obcecación en su imposición mediante el quebranto torticero y fraudulento de las mínimas normas de convivencia es la muestra más palpable del catetismo más casposo y rancio del que este país suele hacer gala esporádica y cíclicamente. Eduardo Mendoza lo ha dicho magistralmente, “el amor a la comunidad a la que uno pertenece y el cuidado de los intereses materiales y culturales de esa comunidad no se articulan hoy en día por medio del nacionalismo”.
Pero no parece que se vaya a seguir el camino de la razón, más bien al contrario. Lo más probable es que los sentimientos los acaben gestionando los más radicales de ambos bandos. De imponerse el camino de la razón tan sólo cabría una solución, la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña e, inmediatamente, en España. Resetearlo todo para comenzar de cero.
Personalmente, no reconozco dios, bandera o patria, pero respeto profundamente a quienes los reconocen y ese reconocimiento les compromete a preocuparse por los demás. Pertenezco a una de las últimas generaciones a las que el estado arrebató un año de libertad y puso un arma en sus manos para formarlas en la defensa de la patria. No se si es por eso que a estas alturas de mi vida solo me siento atado al territorio de quienes amo y no reconozco más bandera que la de los sentimientos de esas mismas personas; para que se entienda, no soy de la patria de mis mayores si no del amor que aún siento de ellos y de los que me rodean. Lo demás casi que es todo circunstancial. Y me molestan profundamente los radicales, los incompetentes y quienes les protegen y justifican. Y tengo miedo,  porque quienes nos gobiernan nos han perdido el respeto.

Vale

jueves, 25 de mayo de 2017

Diario de un ex adicto a las campañas electorales. Un traje de papel.

Decía Wirthlin que la estrategia en comunicación política consiste en persuadir mediante la razón y motivar por la emoción. Además de otras muchas aportaciones a la tecnología electoral estableció las cuatro fases que debe contemplar cualquier campaña. A saber, construcción del personaje público o lanzamiento del candidato (conocimiento y posicionamiento), defensa de propuestas (1ª fase de la razón), ataque al adversario (2ª parte de la razón) y, finalmente, enunciado de valores e identificación de propuestas, partido, candidato y electores (emoción). Digo esto porque todo está ya escrito, pensado, puesto en práctica y testado (mi humilde experiencia en algunas campañas municipales así lo corrobora).
En España, el profesor Jose Luis Dader acuñó unos años después el término “Los nuevos Sastres del Emperador” para referirse a las nuevas técnicas y al papel de los asesores electorales actuales, hoy pienso que no muy acertadamente. Visto el paisaje y conociendo el cuento sería más acertado referirse de esta manera a quienes se sitúan más cerca de los Sastrecillos Valientes que de los Sastres del Emperador, por seguir con la metáfora de los relatos de costuras, tan en boga en estos días.
Sirva el anterior dislate o dispersión para introducir unas reflexiones sobre los errores de la campaña a las primarias que ha cometido el equipo de Susana Díaz.
La construcción de la imagen pública de la candidata. El anuncio de la candidatura de Susana Díaz se produjo muy tarde, eso hizo que el lanzamiento del candidato o candidata no fuese el adecuado, el escaso tiempo no permitió construir una imagen que se acercase más a la realidad personal y huyese de estereotipos falsos que no respondían a estrategia alguna o si lo hacían era bastante peregrina.
En este mismo sentido hay que apuntar la nula labor didáctica que los miembros de la propia gestora realizaron sobre los hechos que motivaron su constitución. Hizo falta una declaración de principios inicial y la construcción del relato real de los hechos acaecidos que jamás se produjo. Y no estoy sugiriendo que la gestora intoxicase la campaña a favor o en contra de determinado candidato, digo sólo que debía haber explicado qué sentido tenía.
Tampoco hubiese venido mal un cambio en la asesoría de imagen personal, la excesiva naturalidad de la candidata no se valora de la misma manera fuera de Andalucía. Si bien algunas expresiones eran necesarias para subrayar el origen humilde de la candidata y su escaso apego a lo material, queda claro que los términos utilizados no fueron los más adecuados ya que realzaron esa mal entendida naturalidad. He oído hablar en persona y en muchas ocasiones a Susana Díaz, es una mujer formada con criterios bastante sólidos sobre temas de largo recorrido  como la crisis de la Unión Europea, el federalismo, la inmigración e incluso en temas tan áridos como el papel de impulso al desarrollo de las nuevas tecnologías. Y sin embargo, me ha costado reconocerla en los actos de estas primarias.
Defensa de propuestas. Si no hubo tiempo material para realizar el lanzamiento de la candidata mucho menos para exponer un programa que a todas luces debía ser orgánico y no de gobierno, y esto, prácticamente, a dos días de la votación. Los que votaban eran los militantes y elegían al secretario general, no al presidente del gobierno, ni siquiera al candidato a presidente. Excepto el cuerpo a cuerpo de un debate que el “corpus” electoral vio ya convenientemente tamizado por los medios, no hubo contrapropuestas ni medidas que contrastar a los enunciados de Sánchez.
De primero de campaña electoral es que se hace campaña en donde ganas, si la haces en donde pierdes consolidas a tus contrincantes. Para colmo, en Andalucía, se produce un fenómeno que si bien es inevitable podría haber sido amortiguado y es que los grupos contrarios a las direcciones provinciales se organizaron en torno a plataformas de apoyo a Pedro Sánchez.
Por otra parte, la falta de un análisis territorial queda puesto de manifiesto al observar los resultados. Susana Díaz sólo gana en Andalucía, pero en el parcial de la suma de las comunidades en las que hay gobiernos socialistas los resultados son que Díaz gana por 49,09%, le sigue Sánchez con el 43,76% y cierra López con un 6,95% (se incluyen en el cálculo las comunidades de Valencia y Baleares, obviamente). Luego, se puede determinar que Sánchez gana en aquellos territorios más propicios a “comprar” su relato. O lo que es lo mismo, desde el punto de vista de la militancia existen dos perspectivas en función del territorio en el que resida y de quien la gobierne. Y sin embargo no hubo una modulación del discurso en ese sentido.
Ataque al adversario. Ya se ha explicado. El candidato no debe ser el portavoz en la fase de ataque y sin embargo la fase de ataque se limitó al debate televisivo. Por el contrario Sanchez consiguió construir el marco referencial de que era Díaz quien había instigado la rebelión.
Pero hay más elementos que han jugado un papel perverso en la candidatura de Díaz como ha sido la captación de avales y esto porque jugaron el papel que en otros procesos electorales suelen jugar los sondeos de encargo. Una de las técnicas más utilizadas en las campañas electorales es la filtración de un sondeo adecuado ya sea propio, ajeno, cocinado, vegano, mediopensionista e incluso inventado. El único adecuado para una candidatura es el que a pocos días de las elecciones la establece como segunda opción pero muy cerca de la primera, porque consigue tensionar a los electores de esa candidatura y relajar a los del adversario. Y ese fue el papel que jugó la captación de avales, a favor de Sánchez, obviamente.
Desde mi humilde punto de vista, el enunciado más inadecuado fue, el de que primero está el país y después está el PSOE, sobre todo porque los electores eran los militantes del PSOE y el objeto del debate el partido y su situación en estos momentos. Sin embargo, el enunciado o marco referencial que se ha impuesto con más fuerza es el de que se destituyó a un secretario general para propiciar un gobierno del PP mediante la abstención, mientras que el marco de Díaz debía haber sido que se estaba impidiendo que el PP obtuviese la mayoría absoluta y el PSOE pasase a ser la tercera e incluso la cuarta fuerza política, lo que suponía cambiar radicalmente el argumentario de campaña: Lo que nos preocupaba era el partido y la perdida paulatina de relevancia tras dos derrotas electorales. Desde mi punto de vista un argumento mucho más sólido y adecuado de primero el país y luego el partido, porque éste último consolidaba el argumento de Sánchez.
Para la antología de los despropósitos quedan los resultados en favor de Sánchez en determinadas “plazas” pro Susana Díaz, lo que viene a cuestionar si algunos liderazgos locales no estarán ligeramente sobrevalorados. Y no me refiero únicamente a los de fuera de Andalucía.
Como consecuencia de todo lo anterior y de algunas cuestiones más como las continuas injerencias de Pablo Iglesias y el Partido Popular en el proceso o el posicionamiento de determinados medios de comunicación, la identificación de la candidata con los valores no llegó a producirse o sólo llegó a valorarse en Andalucía y tímidamente en las comunidades autónomas en donde hay gobiernos socialistas.
Quizás no guarde relación, pero supe que Pedro Sánchez sabía que había ganado cuando los medios de comunicación anunciaron que entraba a Ferraz en coche a través del garaje. Evidentemente Sánchez era consciente de la campaña que había hecho y de los errores de sus adversarios..
Estas son sólo algunas reflexiones personales sobre el desarrollo de una campaña de primarias y posiblemente sean equivocadas. Eso sí, en términos electorales, sigo pensando lo mismo que ayer, que si el PSOE abandona el centro izquierda y compite con Podemos-IU por el espacio que ellos ocupan, corre el riesgo de que sean ellos, Ciudadanos y el Partido Popular quienes ocupen el espacio del PSOE.

Y para terminar con una referencia a los cuentos de sastres, todo se reduce en la esencia del mismo. Algún sastrecillo más osado que valiente le vendió a Susana Díaz un traje de telas exóticas y bordados nunca vistos cuya belleza sabrían valorar adecuadamente los militantes socialistas, pero nadie tuvo el valor de decirle a tiempo que el traje que llevaba era de papel.

jueves, 16 de junio de 2016

El sueño de la razón

Todas las guerras empiezan de la misma manera, el discurso de un demagogo exaltado, la muerte de un inocente a manos de otro y el puñetazo en una mesa de otro exaltado. Las crisis alimentan en la misma medida a los profetas del fin del mundo y a los jugadores de ventaja que pretenden sacar provecho de la desgracia ajena, aunque para obtener beneficios aún haya que producir más dolor.

El asesinato de Cox lo pergueñó un "speeaker" enjuto, de mirada torva y estrecho de pecho sobre una caja de madera en un córner de Hyde Park, primero encendió la mecha del miedo al diferente por la amenaza a la pérdida del puesto de trabajo y luego alimentó las llamas del odio con banderas y glorias de tiempos pasados que ya no volverán, como dice la canción.

En Inglaterra, el debate en torno a la permanencia o salida de la Unión Europea ya había traspasado los límites de la exaltación para adentrarse  en el territorio de la incitación al enfrentamiento, a la involución, al sueño de la razón. La mañana anterior al asesinato de la laborista Cox, lanchas de partidarios del sí y el no se enfrentaron en el Támesis frente al parlamento británico.

Alguien ya dijo que en la palabra hay más poder que en la espada, a veces aplaca y a veces enardece a quien la empuña. El discurso es solo la excusa, hay discursos de igualdad y discursos de diferencia, discursos de banderas, de territorios o de cultura, de identidad y de libertad, da igual, todos carecen de relevancia. La importancia radica en la entonación, en la utilidad que le dé el jugador de ventaja, en la intencionalidad.

Da igual que el exaltado se llame Trump, Sarkozy, Putin o al-Asad. Y ningún territorio, ninguna sociedad está exenta del discurso del exaltado. Todos los días oímos discursos interesados y trampososo contra el judio, el musulmán o el católico; el mejicano, el marroquí o el senegalés, la mujer, el niño, o el anciano; La necesidad es el hábitat propicio, el estado de gracia que multiplica la receptividad en la que el embrión de un simple discurso puede llegar a engendrar al monstruo que surge cuando la razón duerme y que se alimenta de los inocentes y de los más débiles. Cuidado con ciertos discursos, no son más que las flores del mal.

lunes, 9 de mayo de 2016

El postureo que no cesa

Pretender extraer alguna enseñanza política de la serie Juego de Tronos aplicable al momento que vivimos en España es como afirmar que viendo los Transformers se aprende a arreglar lavadoras y hasta hormigoneras.
Conozco a gente que presume saber de cocina porque ha leído las aventuras de Pepe Carvalho, a los que Suskind les descubrió el sentido del olfato o que asistió al debate moral en torno a la pobreza de Jesus leyendo a Ecco. Y no por ello han llegado a tener alguna estrella Michelín, los han contratado en Chanel o dan clase de Teología en la universidad católica de Cracovia. A no ser que hayan completado los conocimientos que les han proporcionado sus aficiones con algún proceso formativo complementario.
La literatura, el cine, el teatro o la televisión forman, pero por mucho que te guste Breaking Bad, jamás te convertirás en un experto fabricante de drogas sintéticas apenas siguiendo las aventuras de Walter White.
Es otra forma de comunicar, pero sólo eso, formas. A estas alturas resulta complicado disociar las negociaciones para formar gobierno de la escenificación de un baile de salón, incluido Rajoy, al que nadie quiso sacar a bailar. Más vale que a la hora de negociar, nuestros representantes hubiesen cambiado las intrigas de enanos y dragones por algo más contemporáneo y hubiesen visto con detenimiento Una mente maravillosa, sobre la vida de John F. Nash, a ver si se les quedaba algo de la Teoría de Juegos o, al menos, les hubiese dado para alcanzar a entender que no es posible negociar para obtener todos los beneficios, o, por el contrario, para que todos pierdan, en primer lugar la ciudadanía. En el término medio se encontraba la virtud del beneficio mutuo. Nunca hubo voluntad de negociar un gobierno
Cuentan que Valle Inclán paseaba acompañado de un joven poeta por un parque cuando en un momento éste le preguntó al autor de Luces de Bohemia, “Qué flores tan curiosas, flotan sobre el estanque ¿sabría usted como se llaman?, a lo que Don Ramón María contestó, “por supuesto, son esas que usted tanto cita en sus poemas, nenúfares”. Algo así le va a acabar ocurriendo un día a Iglesias de tanto citar a Kant. La Paz Perpetua es un articulado más cínico que real sobre las medidas que los países deberían adoptar, en la época del autor, para conseguir tan elevado fin, con un artículo secreto que establece que cuando los políticos no se pongan de acuerdo sobre las medidas a adoptar habrá que recurrir a los filósofos. Para el título, el pensador usó el de un grabado que representaba un cementerio y que presidía el comedor del restaurante que frecuentaba. Pues eso la Paz Perpetua, que tanto preocupaba a Kant.
Pero hay otras “mentiras” más preocupantes incluso que las de Kant. El liderazgo de Podemos en las redes sociales, fundamentalmente en twitter, se sustenta en la labor de los 400. La leyenda urbana dice que son incondicionales de la formación encerrados dia y noche tuiteando sin descanso los argumentarios de los líderes. En realidad son cuentas replicadas que difunden, mediante un robot de publicación esos mismos argumentarios. En la versión gratuita del programa en cuestión las publicaciones están limitadas por el numero de mensajes originales, de tan sólo tres cuentas. En la versión de pago se puede llegar al seguimiento de hasta 100 cuentas. Si cada cuenta original emite 25 mensajes diarios, el robot los convertirá en un millón de tweets en un sólo día, multiplicado por los meses de duración de la campaña y por los retweets desinteresados, puede arrojar una cifra de proporciones astronómicas.
Si la política de comunicación a través de twitter va así. ¿Quien es el incauto que se va a creer el sistema de financiación mediante crowdfunding?
Y luego está la casta. Porque cesar fulminantemente a un Secretario de Organización y nombrar a otro a dedo, ubicar paracaidistas de unas provincias para encabezar las candidaturas de otras, celebrar asambleas en las que no se permiten intervenciones de los militantes, utilizar la sala Vip de un aeropuerto, que las candidaturas las elabore el líder supremo, utilizar un parlamento puente mientras llegan las elecciones que de verdad interesan o usar la demogogia hasta la extenuación sólo es casta si lo hacen los demás partidos. Votar, con el PP, en contra de la investidura de un candidato socialista a la presidencia del gobierno, y decir que eres de izquierdas, como dice la publicidad de la tarjeta de crédito, no tiene precio, y es de diván de psicoanálisis.

 Empieza otra campaña electoral y con ella los eslóganes, los titulares y las formas, el postureo que dicen los cursis. A primera vista, resulta inexplicable que quienes más ayudan a este experimento de pequeña y mala caricatura de proyecto político sean los propagandistas de la derecha más neoliberal. Pero es cuestión de perspectiva, si se mira de cerca ya todo cobra sentido y detrás de la demagogia y el postureo hay incluso intereses comunes. El camino ya lo marcó Anguita.

lunes, 1 de febrero de 2016

La profilaxis en los pactos

Me produce el mismo entusiasmo la posibilidad de un pacto de gobierno entre PSOE y Podemos que la presencia de Irene Lozano entre las filas socialistas del Congreso de los Diputados: ninguno. Alguien debería poder explicar porque el discurso de regeneración democrática se pone en manos de quien hasta hace dos días militaba en otro partido y que desconoce la cultura y la trayectoria del PSOE. Igual los militantes del PSOE necesitan una tutela externa que, personalmente, no acabo a entender. Lo acertado o no de la inclusión de Irene Lozano en la candidatura del PSOE por Madrid puede comprobarse en la evolución de la intención de voto de las encuestas que se publicaron aquellos días.
Respecto a la oportunidad del pacto con Podemos es el propio Pablo Iglesias quien establece qué sentido tiene para su formación un pacto con el PSOE, el de enfrentar a las dos tendencias que, según él, conviven en la formación socialista para de ese enfrentamiento obtener el correspondiente beneficio electoral. Léase si no la entrevista que concede a The New Left Review en la que marca como prioridad la necesidad de ocupar el espacio del PSOE. Pero hay otras perlas cultivadas como su explicación de cómo parecer antimonárquico, sin morir en el intento, asistiendo a una recepción del rey o su pseudo intelectual y verborreica versión de la famosa frase de Groucho Marx “Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros”. Todo ello, como no puede ser de otra manera, aderezado con referencias y citas a/de Keynes o Gramsci. Esta vez no tocaba Kant.
Es posible que coincida en que Mariano Rajoy no debe seguir un minuto más sentado en la Moncloa. A todo el retroceso en garantías sociales y a la retahíla de desmanes que contra los ciudadanos ha cometido este gobierno hay que unir las recientes declaraciones del exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, en cuanto a que fue el gobierno de Rajoy el que aterrorizó a los mercados e hizo inevitable el rescate o el bochornoso espectáculo que están dando en la comunidad valenciana, por citar sólo los dos penúltimos capítulos con que nos han obsequiado.
Los resultados electorales de Podemos y su propia razón de ser responden a la necesidad, como declara el propio Iglesias en la citada entrevista, de ocupar el espacio del PSOE. Su estrategia electoral ha pasado por los ataques a los dos partidos de la denominada “casta”, pero no ha obtenido un solo voto del PP y sí se ha alimentado del electorado del PSOE, llevándose por delante a Izquierda Unida. Tampoco ayuda mucho a entrever las buenas intenciones de la formación morada la escenificación del anuncio del pacto: la soberbia con la que se adjudicó varios ministerios, la vicepresidencia del gobierno y la dirección de la RTVE o la mezcla de desprecio y condescendencia con las que trató al Secretario General de los socialistas, al PSOE, a los militantes y, por extensión, a los votantes socialistas.
El PSOE perdió las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, como no había perdido otras hasta ese momento. La explicación de porqué un partido que ha gobernado contra la ciudadanía, a golpe de decreto, gana las elecciones es incomprensible, si no se tiene en cuenta la inestimable labor realizada por Podemos. Solo así se explica.
Es cierto que las cifras del desempleo y el progresivo empobrecimiento de las familias exigen acciones desesperadas o heroicas, como se quiera, antes que permitir que Rajoy gobierne este país un minuto más.
Pero así y todo, de llegar a buen puerto ese pacto,  Pedro Sánchez debería blindar a su partido ante la hoja de ruta de Pablo Iglesias, posiblemente renunciando a la opción de ser Secretario General en el próximo Congreso Federal del PSOE y no comprometiendo a la militancia en esa hoja de ruta mediante la consulta a las bases sobre la idoneidad de los pactos.
 Máximo Díaz-Cano y José Andrés Torres Mora se preguntaban hace un par de días en El País “¿Por qué deberíamos ser tan crueles los socialistas y contribuir con nuestro sacrificio a que Podemos pierda su virginal pureza?”. En ese hipotético escenario en el que un pacto entre PSOE y Podemos sea la única salida al negro horizonte que pronostica la continuidad del PP en el gobierno, su consecución debería llevar aparejada la adopción de algunas medidas higiénicas para evitar la estrategia de Iglesias de dinamitar el PSOE  y, como dicen Díaz-Cano y Torres Mora, para evitar que Podemos pierda su virginal pureza.

Eso opino.

lunes, 18 de enero de 2016

Se abre el telón

Me merece todo el respeto del mundo una madre dándole el pecho a su hijo. No me interesa para nada esa imagen si se trata de una vuelta de tuerca más de este populismo inmisericorde que nos asola. Y me preocupan las madres que no pueden conciliar vida familiar y profesional. Dado que el acto tenía poco de reivindicativo -las condiciones de dureza en la que muchas mujeres realizan su trabajo hace impensable que nadie pueda desear que no se separen de sus hijos en tales circunstancias- y nada de necesidad -más que nada por la presencia de la niñera entre los invitados y la existencia de una guardería en la cámara- solo cabe inferir la opción de la propaganda populista.
Cada auditorio, cada público y cada representación exigen registros diferentes, otra puesta en escena, otros focos y vestuarios por parte del reparto que anuncia el cartel de la obra.  Esta semana, durante la sesión constitutiva de la undécima legislatura ha sido la escena del niño en el escaño y la de las lágrimas a las puertas del Congreso. Hace algo más de un año, en la sesión constitutiva del Parlamento europeo fue un discurso de algo más de siete minutos que culminaba con tanques entrando en París pilotados por milicianos españoles  y la enardecida soflama sobre el orgullo de los desheredados de la tierra del sur de Europa.
De la excursión a Europa ha quedado un sesudo programa “colaborativo” de 36 páginas, que poco tiene que ver con la actividad del eurodiputado Iglesias.  A saber Vicepresidente de la delegación para las relaciones con Mercosur y miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y de la subcomisión de Derechos humanos. Nada que ver con los discursos electorales de Podemos sobre la importancia de hacer oír en Europa la voz de los desheredados, de los desahuciados y de los embargados. De la etapa europea también ha traído una declaración de ingresos de entre 2.000 y 10.000 euros mensuales por participar en debates políticos y por dirigir un programa de televisión. Eso aparte de los ingresos que ha percibido como eurodiputado y de lo que le ha podido reportar su labor como empresario.
Durante su primera intervención en el parlamento europeo, Pablo Iglesias, consiguió que el presidente de la sesión le llamase la atención en varias ocasiones por superar el tiempo establecido, aunque él intentó con todas sus fuerzas que pareciese que las llamadas de atención se debían al contenido de su discurso. Más que una tomadura de pelo, un insulto a la inteligencia ¿Dónde residía entonces la importancia del Parlamento Europeo?¿No era allí donde se abordaban los grandes temas políticos y económicos y donde había que impedir que las clases sociales más desfavorecidas siguieran sufriendo de peor manera los efectos de la crisis?
Hace algunos años, Jesús Gil o José María Ruiz Mateos intentaron sendas aventuras populistas, pero carecían de los conocimientos necesarios, ni sabían quién era Goebbels ni habían oído hablar de las técnicas de Guerrilla de la Comunicación, con lo que sus respectivas incursiones políticas fueron difuminándose con el paso de las diferentes elecciones y de la capacidad de absorción del Partido Popular de aquel electorado y de muchos de sus candidatos.
A pesar de sus contradicciones, a pesar de la falta de una estructura democrática en su propia formación  y a pesar de la inconsistencia de sus planteamientos programáticos vamos a continuar oyendo hablar de la casta política, de las puertas giratorias y del tic tac. Porque el populismo también tiene un espíritu reformista y ya no se disfraza de Superman a la puerta de los juzgados o da ruedas de prensa desde una piscina marbellí. Este populismo ha ido a la Universidad, controla las técnicas de comunicación y, como aspecto imprescindible, cita a Kant. Es el nuevo populismo del siglo XXI, el Populismo Ilustrado.
Hay algo imperdonable en todo esto y es que al electorado se le ha escatimado en la pasada campaña electoral, de manera intencionadamente perversa, el debate sobre qué modelo de sanidad, de educación e incluso productivo defiende cada formación y cada candidato. Por el contrario, hemos asistido a todo un abanico de gestos, representaciones y puestas en escena, desde el guardarropa de Alcampo al profundo conocimiento de la última serie de TV de moda pasando por las tontadas en absolutamente todos los programas de variedades de la televisión por la que han pasado la práctica totalidad de los líderes políticos. Parece ser que este populismo es ya más contagioso que anteriores brotes.
La función no ha hecho más que empezar, esto sólo han sido las fanfarrias para llamar al público. Estoy seguro de que aún nos depararán escenas inimaginables hasta ahora y momentos gloriosos.

Se abre el telón.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Diario de un ex-adicto a las campañas electorales. El debate de las ausencias

Un debate electoral sirve, fundamentalmente, para fijar marcos referenciales. Una campaña electoral es un lienzo hecho con trazos firmes. El debate no reproduce el relato o “story telling” de la campaña, ni siquiera parcialmente, solo es una oportunidad más; una herramienta como las redes sociales, las ruedas de prensa, los actos públicos, la publicidad y todos los recursos de los que consta una campaña. El relato tiene un protagonista (el candidato), que representa a un sector de la sociedad (partido político o agrupación de electores), quien define un problema percibido como tal por la sociedad y que aporta, desde sus valores, recetas para abordar y buscar la solución a ese problema. Hasta ahí los elementos. Las fases son, descripción y conocimiento del candidato (Difusión de la imagen), descripción de los problemas (Denuncia), propuesta de soluciones (Solución), ataque a los adversarios y sintetización en valores (para el complejo tema de los valores recomiendo la lectura de la conferencia, editada por la complutense, que Richard Wirthlin pronunció hace ya algunos años y sus esquemáticos mapas de valores). La estrategia marcará la agenda comunicativa y ésta los tiempos y la oportunidad de los mensajes.
Wirthlin fue director de campaña y jefe de personal de Ronald Reagan, el republicano que se apropió de los marcos referenciales de los demócratas y que estos aún andan buscando, o eso mantiene Lakoff. El marco referencial es la identificación de argumentos, elementos y valores, sintetizados en un enunciado o definición simple de identificaciones que todo candidato está obligado a anclar en la mente del elector; por ejemplo Pedro Sanchez = PSOE = Experiencia de gobierno, renovación y equipo para gobernar = Servicios públicos universales y de calidad garantizados por una política fiscal justa y universal. Cada partido tiene su marco referencial adecuado al candidato, a la estrategía y al momento histórico. Si el relato es la estrategia, es en el debate donde se muestran las señas de identidad, a riesgo, por otra parte, de que los otros candidatos intenten intoxicar tu marco referencial, sobre todo cuando se producen conflictos de intereses por coincidencia de ubicación en el espacio electoral.
Independientemente de cual fuese el marco referencial que pretendiese defender Pedro Sanchez en el debate del pasado lunes, está claro que la primera intervención fue la del moderador que fue quien estableció el marco referencial del socialista, como lo demuestra el enunciado de una pregunta en la que daba igual lo que respondiese el candidato. El moderador ya la había respondido en la introducción de la misma:
El estudio del CIS que se ha publicado hace muy poquitos días señala que el Partido Socialista está alejado del Partido Popular y algunos otros sondeos apuntan a que el Partido Socialista está ya en tercera posición por detrás incluso de Ciudadanos. Usted recuerda , con seguridad, durante la legislatura última del Partido Socialista en el poder, incumplieron algunas de las promesas electorales que habían realizado y llevaron a cabo algunos recortes, por ejemplo, se hizo una reforma laboral, dejaron el país en una situación de paro y de déficit muy grave. Usted no estaba en el gobierno de Zapatero pero sí era diputado en ese parlamento y con su voto se aprobaron algunas de esas medidas. Usted lleva ya casi un año y medio al frente del Partido Socialista como Secretario General. En este tiempo el Partido Popular, según los sondeos, ha perdido prácticamente uno de cada tres votos ¿Por qué el PSOE no ha recuperado ninguno de esos votos que ha perdido el Partido Popular?
Y se quedó tan fresco. Durante el debate la otra moderadora cortó hasta en dos ocasiones la argumentación del candidato socialista, impidiendo que enunciase y completase ejes fundamentales de sus propuestas. La conclusión fue que Sánchez fue quien obtuvo un menor cómputo en el tiempo total de intervención.
El candidato de Podemos no ganó el debate, en contra de lo que digan las opiniones de expertos y tendencias en las redes sociales. Ganó el minuto final y esto porque en su intervención contempló la implicación de los votantes (Aquello de “Con el esfuerzo de todos conseguiremos…). La teoría estratégica electoral recomienda realizar esta llamada en la recta final de la campaña a no ser que las encuestas hayan sacado al partido en cuestión de la lucha por la cabeza de la carrera (como es el caso). Los marcos referenciales de Iglesias fueron los manidos mantras demagógicos de las puertas giratorias o la corrupción generalizada. Eso sí se preocupó de intoxicar el marco referencial del socialista acusándole de no pintar nada en el PSOE. Y esto porque, evidentemente, Podemos “toma” los votos de la posible bolsa de indecisos del PSOE, ayudando así al Partido Popular a no desmoronarse.
Lo de Rivera fue el murmullo intencionado y habitual de dar un paso a cada lado para no moverse del sitio, la estrategia de quien sólo tiene que esperar a ver a donde le llevan las encuestas.
Faltaron Mariano Rajoy y Alberto Garzón. El primero porque su estratega de cabecera le recomendó que  no fuese, el segundo porque el mismo estratega recomendó a la cadena que no lo invitase, a pesar de que actualmente goza de representación parlamentaria, aspecto importante éste del que dos de los debatientes carecían.
Pedro Sanchez, se mostró firme y tal vez, solo tal vez, debería hacerse mirar las sonrisas de desaprobación cuando sus adversarios argumentaban, pero en términos generales se erigió como la única opción de impedir que el Partido Popular, con la ayuda de Ciudadanos a partir del 20 de diciembre, continúe dinamitando las libertades y los servicios públicos, sin adoptar medidas contra la corrupción en sus filas y repartiendo desde el gobierno amnistías fiscales a propios y ajenos cercanos.
Pero volviendo a los vicios del debate, posiblemente estos se produjeron porque respondió más al diseño y los intereses de la cadena organizadora que a los derechos de los electores. Aun habrá que avanzar en un aspecto fundamental de las campañas que profundiza en la democracia y acerca la política a la ciudadanía.

A todas luces, los verdaderos protagonistas del debate “decisivo” del 7 de diciembre fueron los supuestos moderadores. Ellos establecieron las normas y ellos inclinaron la balanza. En la post-resaca del debate solo cabe concluir que además de la ausencia de Rajoy tampoco asistieron los periodistas y, en todo caso, cabe preguntarse si la primera pregunta de Vallés, las interrupciones de Pastor a Sánchez y las opiniones de Evole o Ferreras tenían más que ver con la concesiones digitales que con la campaña electoral y el derecho a la información.